Muros de carga:
Se denomina muro de
carga o muro portante a las paredes de una edificación que
poseen función estructural; es decir, aquellas que soportan otros elementos estructurales del
edificio, como arcos, bóvedas, vigas o viguetas de forjados o de
la cubierta.
Cuando los muros soportan cargas horizontales,
como las presiones del terreno contiguo, se
denominan muros de contención.
Aunque en la antigüedad se construyeron muchos
tipos de muros de carga, los más antiguos que se conservan son
de adobe o piedra. Se tiene constancia de la existencia de
pastas y morteros precursores del hormigón desde los
tiempos del Antiguo Egipto,1 pero fueron los romanos los que impulsaron este
material con la técnica del Emplectum, consistente en crear dos hojas
exteriores de sillares de piedra, rellenas de un mortero
de cal con arena y cascotes.2 Esta técnica constructiva se ha repetido con ligeras
variantes (como el muro Dacio), a lo largo de la historia.
En los lugares donde la piedra escaseaba o era
excesivamente costoso conseguirla, ésta se sustituyó por el barro en forma de
adobe: un ladrillo de barro secado al sol. Asimismo, se puede establecer un
paralelismo entre el emplectum y el tapial, una forma de
construcción consistente en aprisionar barro entre dos placas
o encofrados de madera, y compactarlo en sucesivas tongadas mediante
mazos o pisones. Una vez se terminaba una hilada de tapiales, se colocaban el
encofrado encima, y se repetía la operación.
Cimentación:
Puesto que la función de los muros de carga es
transmitir las cargas al terreno, es necesario que estos muros estén dotados
de cimentación, un ensanchamiento del muro en contacto con el terreno que evita que
el muro "punzone" se clave en
el terreno. La cimentación de los muros de carga adopta la forma de zapata lineal o zapata corrida.
Huecos
en muros de carga:
Por su naturaleza, los muros son superficies
continuas. Sin embargo, es necesario practicar aberturas en ellos para
conformar ventanas o puertas,
que iluminen, ventilen o comuniquen las estancias interiores. Para ello se
utilizan dos métodos: el dintel, o
el arco.
Dintel:
Hasta mediados del siglo XIX, con el desarrollo del acero, el único material disponible que reunía estas características era la madera, motivo por el cual los edificios anteriores a esa fecha no pudieron realizar grandes huecos en los muros de carga sin recurrir a los arcos.
Tabiques y muros de carga en la edificación:
Los muros portantes soportan los forjados de los edificios.
Por este motivo, en los edificios que se emplean muros de carga, estos se
sitúan en al menos dos de las fachadas, lugar donde, dado su mayor grosor, son
además particularmente adecuados como barrera térmica y acústica. De existir
más muros de carga, estos se dispondrán paralelos a los de fachada. Es
relativamente fácil distinguirlos de los tabiques no estructurales por su mayor
grosor.
Sin embargo, en edificios mal construidos, especialmente si son antiguos, no es inusual que la estructura se deforme y se asiente, terminando por apoyar en el área de tabiques interior, con lo que ésta pasa a formar parte activa de la estructura. Por este motivo, derribar tabiques en este tipo de edificios puede generar patologías en forma de grietas y filtraciones.
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Salas
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Habitaciones
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Comedor
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Etcétera
Estos muros también soportan el peso de la
construcción y sismos
Cimentación y muro:
Huecos en los muros de carga, es necesario para iluminaciones y pasos, siguen soportando el peso dela construcción.
Autor: Juan Pablo Silva
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